"http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-transitional.dtd"> Fragmentos... que me forman
lunes, octubre 30, 2006
  • Que la bendición de la Virgen María y de su hijo Jesús caiga sobre nuestras cabezas esta noche. En nues­tro cuerpo duerme la Otra Parte de nuestros antepasa­dos; que la Virgen María nos bendiga.
  • Que nos bendiga porque somos mujeres, y hoy vivi­mos en un mundo donde los hombres nos aman y nos entienden cada vez más. No obstante, tenemos aún en el cuerpo la marca de las vidas pasadas y estas marcas duelen todavía.
  • Que la Virgen María nos libre de estas marcas y apague para siempre nuestro sentimiento de culpa. Nos sentimos culpables cuando salimos de casa, porque estamos dejan­do a nuestros hijos para ganar su sustento. Nos sentimos culpables cuando nos quedamos en casa, porque pa­rece que no aprovechamos la libertad del mundo. Nos sentimos culpables por todo, y no podemos ser culpa­bles porque siempre estuvimos distantes de las decisio­nes y del poder.
  • Que la Virgen María nos recuerde siempre que fui­mos nosotras las mujeres, las que permanecimos junto a Jesús en el momento en que los hombres huyeron y negaron su fe.
  • Que fuimos nosotras quienes lloramos mientras él cargaba la cruz, que permanecimos a sus pies en la hora de la muerte, que fuimos nosotras las que visitamos el sepulcro vacío.
  • Que no debemos tener culpa.
  • Que la Virgen María nos recuerde siempre que fui­mos quemadas y perseguidas porque predicábamos la Religión del Amor. Mientras las personas intentaban parar el tiempo con la fuerza del pecado, nosotras nos reuníamos en las fiestas prohibidas para celebrar lo que aún había de bello en el mundo. A causa de esto, fuimos condenadas y quemadas en las plazas.
  • Que la Virgen María nos recuerde siempre que, mien­tras los hombres eran juzgados en la plaza pública a causa de disputas de tierras, las mujeres eran juzgadas en la plaza pública a causa de adulterio.
  • Que la Virgen María nos recuerde siempre a nuestras antepasadas, que tenían que vestirse de hombre, como Santa Juana de Arco, para cumplir la palabra del Señor. Y aun así, morimos en la hoguera.

BRIDA

Paulo Cohelo

Ed. digital, gentileza de Formarse

 
En el alma de New-Moni a las 1:58 p. m. |


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